SERVUS HISPANIARUM REGIS



lunes, 1 de febrero de 2016

LA MEDALLA DE LA RECONSTRUCCIÓN DE LISBOA

Alegoria ao Terramoto de 1755, João Glama Strobërle.png
Alegoría del Terremoto de Lisboa de 1755, por Joao Glama
El 1 de noviembre de 1755, entre las 09:30 y las 09:40 horas, tuvo lugar el famoso Terremoto de Lisboa. Se caracterizó por su gran duración, dividida en varias fases, y por su violencia, causando la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas. Los geólogos estiman hoy que la magnitud del terremoto de Lisboa sería de aproximadamente un 9 en la escala de Richter, con su epicentro en el Océano Atlántico, a menos de 300 km de Lisboa.
El seísmo fue seguido por un maremoto y un incendio que causaron la destrucción casi total de Lisboa. El terremoto acentuó las tensiones políticas en Portugal e interrumpió abruptamente las ambiciones coloniales de este país durante el siglo XVIII.
Al ser el primer terremoto cuyos efectos sobre un área grande fueron estudiados científicamente, señaló el nacimiento de la sismología moderna. Además, el acontecimiento fue discutido extensamente por los filósofos ilustrados europeos, inspirando grandes debates especialmente en el campo de la teodicea.
Lisboa ya había sido devastada anteriormente por otro desastre natural, el terremoto del 26 de enero de 153, de una magnitud en torno a 8 en la escala Richter. 
Sé de 1755 Lisboa.jpg
Efectos del Terremoto de 1755 en la catedral de Lisboa
El terremoto de 1755 duró entre tres minutos y medio y seis minutos, produciendo grietas gigantescas de cinco metros de ancho que se abrieron en el centro de ciudad. Los supervivientes, huidos en pos de seguridad al espacio abierto que constituían los muelles, pudieron observar como el agua empezó a retroceder, revelando el lecho marino cubierto de restos de carga caída al mar y los viejos naufragios. Cuarenta minutos después del terremoto, tres tsunamis de entre 6 y 20 metros engulleron el puerto y la zona del centro, subiendo aguas arriba por el río Tajo. En las áreas no afectadas por el maremoto, los incendios surgieron rápidamente, iniciados en su mayor parte por las velas encendidas en recuerdo a los difuntos en las iglesias, y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días.
De una población lisboeta de 275.000 habitantes, unas 90.000 personas murieron. Otras 10.000 murieron en Marruecos, mientras que en Ayamonte (Huelva, España) murieron más de 1.000 personas, y se registraron víctimas y daños de consideración en más puntos del sur de España y de toda la península ibérica.
Grabado inglés mostrando la terrible catástrofe de 1755
El ochenta y cinco por ciento de los edificios de Lisboa resultaron destruidos, incluyendo palacios y famosas bibliotecas, así como la mayoría de los ejemplos de la arquitectura manuelina, distintiva del siglo XVI portugués. Varios edificios que habían sufrido pocos daños a causa del terremoto fueron destruidos posteriormente por el fuego. El recién estrenado teatro de la ópera (inaugurado solamente seis meses antes), resultó destruido por el fuego hasta sus cimientos. El Palacio Real, situado junto al río de Tajo donde hoy se encuentra el Terreiro do Paço, fue destruido por los efectos sucesivos del terremoto y el maremoto, al igual que el Teatro Real do Paço da Ribeira, situado frente al palacio. Dentro de éste, la biblioteca real que constaba de unos 70.000 volúmenes, así como de centenares de obras de arte, incluyendo pinturas de Tiziano, Rubens y Correggio, resultó destruida.
Los archivos reales desaparecieron junto con los detallados expedientes históricos que describían las exploraciones de Vasco de Gama y otros exploradores tempranos portugueses. El terremoto también destruyó importantes iglesias de Lisboa, como la catedral de Santa María, las basílicas de São Paulo, Santa Catarina, São Vicente de Fora, y la iglesia de la Misericordia. El Hospital Real de Todos los Santos (el hospital público más grande de la época) fue consumido también por el fuego y centenares de pacientes murieron carbonizados. La tumba del héroe nacional Nuno Álvares Pereira, se perdió también. Los visitantes de Lisboa pueden todavía caminar entre las ruinas del Convento do Carmo, que fueron preservadas para recordar a los lisboetas la destrucción causada por el terremoto.
Ruinas del Convento do Carmo
Foto: Chris Adams
Se dice que muchos animales detectaron el peligro y huyeron a un terreno más elevado antes de que llegara el agua. El temblor de Lisboa fue el primer evento de su tipo documentado en Europa.

En Portugal reinaba José I, que accedió al trono portugués a los 35 años de edad, tras la muerte de su padre, y casi de inmediato dejó el poder en manos de Sebastiao José de Carvalho e Melo, hoy conocido como marqués de Pombal. Éste último ocupó el puesto de primer ministro, siendo el favorito del rey, pero la aristocracia lo desdeñaba como el advenedizo hijo de un hacendado rural. Por su parte, el primer ministro sentía aversión por los viejos nobles, a los que consideraba corruptos e incapaces de tomar acciones prácticas. Antes del 1 de noviembre de 1755 había una lucha constante para conseguir el poder y el favor real, pero más tarde, la respuesta competente del Marqués de Pombal, cercenó con eficacia el poder de las viejas facciones aristocráticas. La oposición y el resentimiento silenciosos hacia el rey José I comenzaron a manifestarse, lo que culminaría con un intento de magnicidio en la persona del rey, y la eliminación del poderoso duque de Aveiro y de la familkia Távora. 

Planta da Cidade de Lisboa, c.  1786.png
Nuevo plano de Lisboa para la reconstrucción de la ciudad
Debido a un golpe de suerte, la familia real portuguesa escapó ilesa de la catástrofe que supuso el terremoto del 1 de noviembre de 1755. El rey José I y la corte habían salido de la ciudad, después de asistir a misa al amanecer, satisfaciendo el deseo de una de las hijas del rey de pasar el día de la fiesta de Todos los Santos lejos de Lisboa. Después de la catástrofe, José I desarrolló un gran miedo a vivir bajo techo, y la corte fue acomodada en un enorme complejo de tiendas y pabellones en las colinas de Ajuda, entonces en las cercanías de Lisboa. La claustrofobia del rey no disminuyó nunca y, por eso, hasta después de su muerte, su hija María I no comenzó a construir el Palacio de Ajuda, que se encuentra en el sitio del viejo campo de tiendas.
Al igual que el rey, el primer ministro Carvalho e Melo, marqués de Pombal, sobrevivió al terremoto. Se cuenta que respondió a quien le preguntó qué hacer: «Cuidar de los vivos, enterrar a los muertos». Con el pragmatismo que caracterizó todas sus acciones, el primer ministro comenzó inmediatamente a organizar la recuperación y la reconstrucción.
El marqués de Pombal muestra la reconstrucción de Lisboa en un óleo pintado por L.M. Van Loo
El primer ministro envió bomberos al interior de la ciudad para extinguir los incendios, y a grupos organizados para enterrar los millares de cadáveres. Había poco tiempo para disponer de los cadáveres antes de que las epidemias se extendieran. Contrariamente a la costumbre y contra los deseos de la Iglesia, muchos cadáveres fueron cargados en barcazas y tirados al mar, más allá de la boca del Tajo. Para prevenir los desórdenes en la ciudad en ruinas, y, sobre todo, para impedir el saqueo, se levantaron patíbulos en puntos elevados alrededor de la ciudad y al menos 34 saqueadores fueron ejecutados. El ejército fue movilizado para que rodeara la ciudad e impidiese que los hombres sanos huyeran, de modo que pudieran ser obligados a despejar las ruinas.
No mucho después de la crisis inicial, el primer ministro y el rey rápidamente contrataron arquitectos e ingenieros, y en menos de un año, Lisboa estaba ya libre de escombros y comenzando la reconstrucción. El rey estaba ansioso de tener una ciudad nueva y perfectamente ordenada. Manzanas grandes y calles rectilíneas, amplias avenidas fueron los lemas de la nueva Lisboa. Cuando alguien preguntó al marqués de Pombal por la necesidad de calles tan anchas, éste contestó: «un día serán pequeñas». De hecho, el caótico tránsito de la actual Lisboa refleja la sabiduría de la respuesta.
Los edificios pombalinos están entre las primeras construcciones resistentes a los terremotos en el mundo. Se construyeron pequeños modelos de madera para hacer pruebas, y los terremotos fueron simulados por las tropas que marchaban alrededor de ellos. La nueva zona céntrica de Lisboa, conocida hoy como Baixa Pombalina, es una de las atracciones turísticas más conocidas de la ciudad. Secciones de otras ciudades portuguesas, como Vila Real de Santo Antonio en el Algarve, se reconstruyeron también siguiendo los principios pombalinos.
Para conmemorar este celo reconstructor, veinte años después de la catástrofe, fue acuñada una medalla en cuyo anverso se muestra el monumento a don Juan I que hoy preside el Terreiro do Paço. El monarca aparece, en una representación ecuestre, sobre un alto pedestal a cuyos pies se alza vigorosa la alegoría del Triunfo, que alza de tierra a su caballo. Le acompaña la expresión latina: "MAGNANIMO RESTITUTORI", en agradecimiento a José I. En el exergo la fecha del terremoto y del inicio de la reconstrucción: "MDCCLXXV".
Medallas históricas: PORTUGAL. JOSÉ I. MEDALLA RECONSTRUCCIÓN DE LISBOA. 1.775 - Foto 1 - 54093489

Anverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net
En el reverso, una alegoría que representa la Generosidad Regia tras el desastre de Lisboa. A su lado un león que representa la heroica voluntad. Abajo, a la izquierda, una mujer caída que representa a la ciudad de Lisboa, sujetada por un hombre con lanza y armadura que representa al Gobierno del Rey. A la derecha un hombre con un cajón lleno de monedas y dos ruedas de molino que representa el Comercio. Detrás dos figuras femeninas, la primera coronada con espigas de trigo con timón  y dos llaves en la mano izquierda, y la segunda con un plano en el que se ve la nueva reconstrucción de la ciudad.
Le acompaña la leyenda latina: "POST FATA RESURGENS", y en el exergo, el nombre latino de Lisboa: "OLISIPO". Su grabador fue Joaquim Machado de Castro.
Medallas históricas: PORTUGAL. JOSÉ I. MEDALLA RECONSTRUCCIÓN DE LISBOA. 1.775 - Foto 2 - 54093489
Reverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario