SERVUS HISPANIARUM REGIS



lunes, 3 de abril de 2017

UNA MEDALLA DE GUILLERMO I, REY DE LOS PAÍSES BAJOS

Royal coat of arms of the Netherlands.svg
Armas de Guillermo I de los Países Bajos
Diseño: Sodacan

Guillermo I (Willem Frederik van Oranje-Nassau) nació en la ciudad de La Haya el 24 de agosto de 1772.
Sus padres fueron los últimos estatúderes de los Países Bajos, Guillermo V de Orange-Nassau y su esposa la Princesa Guillermina de Prusia. 
A consecuencia de la expansión de la Revolución Francesa, los Países Bajos fueron invadidos por los ejércitos revolucionarios, por lo que Guillermo V y el Príncipe Guillermo huyeron con el resto de su familia a Inglaterra. Al contrario que su padre –que dio permiso a su pueblo para colaborar con los franceses – el Príncipe Guillermo tenía una fuerte personalidad y trató de recuperar la República.
En 1791 casó con su prima la Princesa Guillermina de Prusia, hija del rey Federico Guillermo II, con quien tuvo cuatro hijos.
En 1799, el Príncipe desembarcó en el actual territorio de Holanda Septentrional. La población holandesa local no se mostró muy contenta con la llegada del joven Guillermo y algunos partidarios de la Casa de Orange-Nassau incluso fueron ejecutados. Tras una serie de escaramuzas menores fue obligado a abandonar de nuevo el país. 
Napoleón Bonaparte decidió cederle algunos pequeños principados alemanes, en compensación por sus territorios perdidos. Sin embargo, estos principados le fueron confiscados cuando los ejércitos napoleónicos invadieron el Sacro Imperio Romano Germánico en 1806 y Guillermo decidió apoyar a sus parientes prusianos contra Napoleón. Ese mismo año, tras la muerte de su padre, le sucedió como Guillermo VI, Príncipe de Orange.
Guillermo I Rey de los Países Bajos
Después de la derrota de Napoleón en la Batalla de Leipzig (octubre de 1813), los ejércitos franceses se retiraron del territorio de los Países Bajos. Se formó un gobierno provisional, formado bajo el liderazgo de algunos de los llamados “Patriotas”, que pidieron el regreso de Guillermo. Desde su punto de vista, se daba por descontado que los demás países europeos aceptarían el liderazgo del príncipe Guillermo en el nuevo orden, y sería positivo para restaurar la unión entre los holandeses y los lazos internacionales. Por lo que se refiere a la población holandesa, en general estaba satisfecha con la retirada de los franceses, que habían arruinado la economía del país, y el regreso del príncipe fue considerado con agrado.
El 30 de noviembre de 1813, el príncipe Guillermo desembarcó en la playa de Scheveningen, a sólo unos pocos metros del lugar desde donde había abandonado el país con su padre dieciocho años antes, y el 6 de diciembre el gobierno provisional le ofreció el título de rey, que Guillermo rechazó, proclamándose “príncipe soberano”. También aceptó que los derechos del pueblo fuesen garantizados por “una constitución razonable”.
De hecho, la nueva constitución ofrecía al príncipe Guillermo extensos poderes (casi absolutos). Los ministros del gobierno sólo eran responsables ante él y el parlamento (dividido en dos cámaras) ejercía sólo un poder limitado. Fue coronado como príncipe soberano en la Nieuwe Kerk (Nueva Iglesia) de Ámsterdam. En 1814 obtuvo la soberanía sobre todo el territorio de los Países Bajos, incluyendo las Provincias Unidas y el territorio de la actual Bélgica.
Al sentirse amenazado por la huida de Napoleón Bonaparte de su confinamiento en la isla de Elba, Guillermo se proclamó rey del “Reino Unido de los Países Bajos” el 16 de marzo de 1815, con el apoyo de los países reunidos en el Congreso de Viena. Su hijo, el futuro Guillermo II, luchó como comandante en la Batalla de Waterloo, que terminó con la derrota de los ejércitos franceses. Tras la victoria, el rey Guillermo I adoptó una nueva constitución, que aceptaba la mayor parte de lo establecido en la anterior y que también incrementaba sus poderes.
King Willem I - Van Bree.jpg
Retrato de Guillermo I por Van Bree
La constitución fue aceptada en el Norte, pero no en el Sur. La desigual representación del Sur fue una de las causas que provocarían el estallido de la Revolución Belga de 1830. En las provincias del sur la participación electoral para la constitución fue baja, pero Guillermo interpretó que la abstención era un voto afirmativo. Preparó una celebración en Bruselas, donde repartió monedas de cobre entre el pueblo (que le dieron su primer apodo, “El Rey de Cobre”).
El rey Guillermo I orientó la política gubernamental hacia el progreso económico. Fundó muchas instituciones comerciales (su segundo apodo era “El Rey Mercader”). En 1822 creó  la “Algemeene Nederlandsche Maatschappij ter Begunstiging van de Volksvlijt”, que se convertiría en una de las más importantes instituciones económicas de Bélgica tras su independencia (Société Générale de Belgique). La industria floreció en el país, especialmente en el Sur. En 1817 también fundó tres universidades en las provincias del sur, como la nueva Universidad Católica de Lovaina, la Universidad de Gante y la Universidad de Lieja.
 Al mismo tiempo, las provincias del norte del país se convirtieron en un importante centro comercial. En combinación con las colonias en las Indias Orientales, Surinam y las Antillas Holandesas fomentaron el aumento de la prosperidad y riqueza en el reino. Sin embargo, la mayor parte de los beneficios iban a parar a manos de los holandeses. En comparación, pocos belgas consiguieron beneficiarse del crecimiento económico. Este sentimiento de desigualdad y discriminación sería otra causa del descontento de los belgas.
Oficialmente, en el Reino de los Países Bajos existía separación entre Iglesia y Estado. Sin embargo, el propio Guillermo era un firme defensor de la Iglesia Reformada Holandesa, lo que generó mayor resentimiento en el sur, predominantemente católico. Aparte de las diferencias religiosas, Guillermo I generó una controversia cultural y lingüística al imponer el holandés como lengua oficial de la región de Flandes, lo que enfureció a los aristócratas y trabajadores francófonos. Se requirió que todas las escuelas públicas del reino instruyeran a los estudiantes en la religión reformada y en el lenguaje holandés. Muchos de los habitantes del Sur temían que el rey tratara de eliminar el catolicismo y el idioma francés.
Guillermo I en un viejo billete de 10 florines
En 1830 estalló el sentimiento nacionalista belga y la "holandofobia"  se extendió por toda Bélgica. Tuvieron lugar varios disturbios, principalmente dirigidos contra el impopular ministro de justicia del reino, que vivía en Bruselas. Enfurecido, Guillermo I reaccionó enviando tropas para reprimir a los rebeldes. Sin embargo, los disturbios no sólo no cesaron, sino que se extendieron a otras ciudades belgas, que sintieron la necesidad de defender su identidad azuzadas por los políticos nacionalistas belgas. Pronto se proclamó el Estado independiente de Bélgica.
Al año siguiente, el rey Guillermo I envió a sus hijos a Bélgica para reprimir la rebelión. Aunque inicialmente victorioso, el ejército holandés fue obligado a retirarse tras la amenaza de la intervención de Francia. Una minoría belga mantuvo su apoyo a la Casa de Orange-Nassau (especialmente los flamencos) durante años, pero los holandeses nunca consiguieron recuperar el control de Bélgica. Resistiéndose a aceptar la derrota, el rey continuó la guerra contra el nuevo país durante ocho años. Sus éxitos económicos fueron en parte anulados por su empecinamiento en mantener el esfuerzo militar. El coste de la guerra se convirtió en una pesada carga para la economía holandesa, creando un fuerte malestar público. Finalmente, en 1839, el rey se vio obligado a detener la guerra. El Reino Unido de los Países Bajos fue disuelto y rebautizado simplemente como “Reino de los Países Bajos”.
En 1840 se iniciaron cambios constitucionales debido a que los términos referidos al Reino Unido de los Países Bajos tuvieron que ser retirados. Entre los cambios constitucionales se incluyó la introducción de la responsabilidad judicial de los ministros. Aunque el parlamento mantuvo un poder similar a la situación anterior, el gobierno era más controlable. Sin embargo, el carácter conservador del rey no pudo soportar estos cambios constitucionales, que junto a la negativa a aceptar la pérdida de Bélgica y la intención del monarca de volver a casarse con Henriette d´Oultremont (la reina Guillermina había fallecido en 1837,que escandalizó a los belgas y a los católicos,finalmente le llevaron a la abdicación, que se produjo el 7 de octubre de 1840. Su hijo mayor accedió al trono como Guillermo II de los Países Bajos. El exmonarca se trasladó a la ciudad de Berlín, donde murió tres años después, el 12 de diciembre de 1843, en compañía de su segunda esposa Henriette.
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Para conmemorar la creación del Reino Unido de los Países Bajos, sancionado por el Congreso de Viena, se acuñaron medallas alusivas a tan histórica circunstancia. Iban destinadas a sus nuevos súbditos, los habitantes de las actuales Bélgica y Luxemburgo.
La medalla que hoy les presentamos es una pieza circular de plata, en cuyo anverso se muestra la efigie del rey Guillermo I. Le rodea una leyenda latina con sus títulos de Rey de Bélgica y Gran Duque de Luxemburgo: "WILH(emus). NASS(au). BELG(icae). REX. LUXEMB(urgi). M(agni). DUX"
Medallas históricas: medalla de Guillermo de Nassau,año 1840,plata - Foto 1 - 21871466
Anverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net

En el reverso otra leyenda latina que exalta las virtudes y prosperidad que jura aportar el nuevo monarca: "PATR(iae)SAL(utem). REG(is). ET. ORD(inis). SOLEN(nis). SACRAM(entis). ASSERTA." y la data de la creación definitiva del nuevo Reino en el Acta Final del Congreso de Viena (1815): "MDCCCXV".
Le rodea una corona de laurel cerrada.
Medallas históricas: medalla de Guillermo de Nassau,año 1840,plata - Foto 2 - 21871466
Reverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net

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