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miércoles, 17 de mayo de 2017

LA BATALLA DE TUYUTÍ EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA DEL PARAGUAY


Hoy, 17 de mayo, a las 18´30 (hora portuguesa), y en la sede de la Associçao dos Pupilos do Exército (Rua Major Neutel de Abreu nº 20- S/L. Esp. 1500-411) en Lisboa, tendrá lugar una conferencia sobre la que ha sido la más grande y sangrienta batalla librada en suelo de América del Sur: la Batalla de Tuyutí.
Se trató de un terrible enfrentamiento armado entre las fuerzas paraguayas y las aliadas (Brasil, Argentina y Uruguay) en el marco de la Guerra de la Triple Alianza. Tuvo lugar el 24 de mayo de 1866, como consecuencia del ataque del ejército paraguayo al campamento aliado establecido en una zona seca rodeada de pantanos conocida como Tuyutí, dentro del territorio paraguayo. Con esta ofensiva, el presidente paraguayo, Francisco Solano López, pretendía inclinar la guerra a su favor, y para tal fin convocó la mayor cantidad de soldados para asestar un golpe decisivo a la mayor parte del ejército aliado establecido en Tuyutí, con el objetivo final de negociar la paz con los aliados y su retirada del territorio del Paraguay.
Los oficiales paraguayos parecían, al contrario, escépticos en la posibilidad de atacar y vencer a un enemigo más numeroso en un terreno adecuado para la defensa, una vez que los aliados acamparon en los pantanos alrededor del campo de Tuyutí. Sin embargo, Solano López no consideró las objeciones y siguió con sus planes.
Estos consistían en el ataque coordinado de tres poderosas columnas por la derecha, centro e izquierda. Mientras una cuarta columna al mando del general Vicente Barrios, por el extremo derecho, debía cruzar el monte del Sauce y aparecer sorpresivamente en el Potrero Piris a la retaguardia enemiga. La unidad de Barrios debía unirse a las fuerzas del general Francisco Isidoro Resquín, que atacarían en flanco izquierdo y encerrar al enemigo.
Plano del campo de batalla
Tras salir del monte del Sauce en el Potrero Piris, la columna del general Vicente Barrios debía avisar al coronel José Eduvigis Díaz, que mandaba la columna que marcharía sobre el flanco derecho de los aliados, y este debía disparar un cohete. Al oír el cohete, la artillería mandada por el coronel José María Bruguez debía disparar un cañonazo a cuyo estampido comenzaría el ataque general.
Además el ataque debía llevarse al clarear el alba con el fin de tomar por sorpresa a las tropas aliadas. De tener éxito, el gobierno paraguayo estaría en una posición inmejorable ya que la mayor parte de las fuerzas enemigas quedarían destruidas.
La tropa de Díaz se vio favorecida por el terreno y fue la primera en atacar. Derrotó a dos batallones uruguayos delante de Bellaco Norte, pero luego fue rechazada por tres batallones brasileños que usaron 26 piezas de artillería desde una sólida posición defensiva. Los paraguayos retrocedieron al bosque hasta que finalmente fueron obligados a abandonarlo ante un contraataque aliado.
Fotografía de época que muestra a soldados uruguayos en sus trincheras
La unidad del comandante Marcos, que debía atacar por el centro, debía flanquear el estero por el paso Gómez, pero se vio retrasada en su avance y fue rechazada en tres ataques con graves pérdidas. La poderosa caballería de Marcos cargó contra las líneas brasileñas, pero el general francés Emílio Luís Mallet, comandante de las tropas brasileñas en el centro había ordenado cavar un foso delante de sus posiciones, por lo que los paraguayos nunca pudieron acercarse a menos de 50 metros. Ésto unido al fuego de la artillería imperial, diezmó a los jinetes paraguayos.
En el caso del general Resquín, sus dos batallones de infantería cruzaron el estero por el paso Yatayty Corá y Lequizamón, y su caballería de ocho regimientos por paso Minas. La caballería derrotó a los pocos escuadrones argentinos que allí se encontraban, pero en su temerario ataque contra la infantería argentina formada en cuadros, resultó prácticamente aniquilada y no pudo envolver el flanco. Los batallones de Resquín avanzaron con gran lentitud debido a las dificultades del terreno, lo que dio tiempo a los argentinos para tomar adecuadas contramedidas y rechazarlos a través del estero.
Caballería paraguaya durante una carga
El general Barrios y sus hombres por sus parte, debido a las dificultades del terreno, se vieron muy retrasados, llegando a Potrero Piris casi al medio día. En esos momentos las tropas brasileñas ya estaban preparadas por lo que se perdió la sorpresa. Sin embargo, el general dio la señal y sus soldados atacaron a las unidades de brasileños y uruguayos. La actuación del general brasileño Manuel Luis Osorio fue decisiva, ordenando a las reservas ir a apoyar a las tropas más comprometidas.
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El general don Manuel Luis Osorio, héroe de la Guerra de la Triple Alianza. Por su comportamiento decisivo en la batalla de Tuyutí fue creado Barón de Herval por S.M.I. dom Pedro II.
Aunque inicialmente pareció que se convertiría en una completa derrota aliada, la batalla terminó en un sangriento desastre paraguayo. A las 16:30, tras cinco horas de lucha, el combate cesó y las unidades paraguayas se retiraron. 
La batalla de Tuyutí fue una de las más sangrientas de la historia de América del Sur, entre 13.000 y 15.000 combatientes murieron ese día. Según la historiografía paraguaya su ejército sufrió cerca de 5.000 muertos y 8.000 heridos, mientras que murieron 7.000 hombres del ejército aliado y 4.000 más fueron heridos. Pero las fuentes aliadas dan cuenta, entre muertos y heridos, de 3.000 brasileños (entre ellos el general Antônio de Sampaio, comandante de la 3ª División de Infantería), 800 argentinos y 300 uruguayos; frente a 13.000 bajas paraguayas.
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Representación de la gran batalla de Tuyutí
El presidente argentino, Bartolomé Mitre, al tener tal número de pérdidas y desconociendo realmente la situación de los paraguayos, se negó a avanzar a Paso Pucú, sin saber que López era totalmente incapaz en esos momentos de contener cualquier ataque. Mitre no sacó mayor provecho de su victoria y se quedó en Tuyutí esperando lo que hiciera su enemigo. Lo que da la verdadera importancia de la batalla es que por la mala coordinación y poca planificación, un ataque que debió darles una victoria decisiva, costó a los paraguayos la destrucción de sus mejores unidades regulares, la mayoría de los jinetes muertos eran miembros de la élite de Asunción.
Al final de la batalla los aliados aún poseían una fuerza de combate, al contrario de López que, de allí en adelante, nunca más consiguió reunir una fuerza de aquella magnitud para combatir. Desde entonces, sin condiciones humanas para batir en campo abierto, a Solano López solo le restaba resistir atrincherado en las fortificaciones (Fortaleza de Curupaytí, Fortaleza de Humaita), con la esperanza de poder desgastar a las fuerzas enemigas. Con esta victoria, las tropas aliadas se establecieron firmemente en territorio enemigo.

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